domingo, 20 de junio de 2010

miércoles, 16 de junio de 2010

viaje al epicentro del terror

Mi último viaje me ha dado que pensar. Miss Chain&Co se teletransportaron al epicentro del terror, del dolor y de la más absouta y delirante maldad de la que es capaz el ser humano. Cuanto más cerca más incomprensible, cuantos más datos, más difícil de entender.

En un arranque friki-cultureta dedicamos gran parte de nuestro días en Berlín a empaparnos del nazismo y de los 12 años más brutales del s.XX. No se sabe cuántos murieron entre guerras, guetos, campos de exterminio, enfermedades (propias o inoculadas), Hitler estaba decidido a acabar con 11 millones de vidas y no debió faltarle mucho para conseguirlos.

Lo peor de todo es que ni siquiera se puede calificar aquella época de barbarie, es peor, muchísimo peor. Se racionalizó, legalizó y legitimó el asesinato en masa de la mano de científicos, políticos e intelectuales altamente preparados que optimizaron el sistema homicida hasta el último detalle en una estructura piramidal ascendente en la que las responsabilidades se iban diluyendo por los flancos. Una maquinaria perfectamente ajustada, hasta el últmo detalle, eficaz y tremendamente eficiente. La malda elvada a la enésima potencia.

Asusta pensar como dieron cada paso calculando el siguiente, primero los guetos, luego las leyes de Nuremberg, los campos de concentración y por fin el exterminio. La muerte no era lo peor, era la vida: la deshumanización a través de la uniformación, el trabajo extenuante, la falta absoluta de propiedad, de intimidad, incluso la imposibilidad de acabar con la propia vida para evitar represalias a los seres queridos. Pero siempre dejando un mínimo resquicio a la esperanza para impulsar al rebaño a seguir adelante. Al fin de al cabo ,en ninguan cabeza cabe la idea de que un pueblo esté dispuesto a erradicar a otro de la faz de la tierra ¿o sí? Y mientras el resto del mundo miraba hacia otro lado.

Como bien dijo Primo Levi tras pasar por uno de esos campos, es muy difícil meterse en los zapatos de un Goebbels o un Himmler simplemente, a la gran mayoría nos supera. Entrar en las celdas, en una cámara de gas, acercarse al paredón... te hace apreciar cada segundo de libertad y vida.

Los alemanes han aprendidoa convivir con sus fantasmas, se han enfrentado a ellos y los miran a la cara, pero el resto del mundo sigue mirando hacia otro lado: Israel , Afganistán, Iraq, Sudán, Korea, Yugoslavia, Kosovo, Bosnia, Kirguistán‎ ... la historia se repite ante la mirada impasible del mundo que condena el pasado pero es incapaz de hacer frente al presente. Realmente pone los pelos de punta.